miércoles, 21 de enero de 2015

De patito feo nada

Negro sí, pero un cisne negro


Y nada mejor para demostrarlo que verlo en la foto. Que por fin he conseguido sacarle alguna foto decente. Eso sí, recién despertado y sin peinar, porque si le dejo algún minuto más viene corriendo con ese cuto de goma blanda en la boca, y que tiene un sonido de lo más chirriante. No sé qué diablos ven en él, pero siempre les ha encantado.

¿Wapo, verdad? No es que lo diga yo, sino que lo dicen todos quienes lo ven, conocidos o no; y, claro, les tengo que dar la razón, no se lo puedo negar, con el pecho henchido de gozo y satisfacción.

Me gusta peinarle: Dulce, tranquilo, sumiso, rebelándose cuando me encuentro con algún nudo y le tiro del pelo. Y continúo con un cepillo blandito aunque sólo sea por el placer de tenerlo cerca y acariciarlo. ¡Y cómo le gusta también a Krispys!: Se estira y estira al compás del cepillo con un placer que no disimula. Sólo le falta ronronear y si sigue así, cualquier día me... ¿sorprenderá?

Así que disfruto paseando, aunque esperando el buen tiempo y el sol, para mandar nuestros abrigos al cajón y así que luzca su mata de pelo negro, liso y abundante. Pero corto y con flequillo, como a mí me gusta. 

Y sobre todo como le gusta a mi hermana, que es quien se lo corta, con gran cariño y buen tino (aunque le tenga que llamar al orden alguna vez), demostrándolo la cantidad de veces que me han preguntado dónde le corto el pelo, a lo largo de estos 17 años largos acompañados de perritos.

Seguiría líneas y líneas; espero que me comprendáis. Y también podría seguir llenando páginas enteras con esa conducta tan ******* que también a menudo muestra, altivo y desafiante, con cuto y sin cuto. Por cierto,  que aquí llegan los dos.

Hasta otra.

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